jueves, 14 de junio de 2012

501.- Los 'otros' piratas de Somalia




Los 'otros' piratas de Somalia

por Mariló Hidalgo  

El pasado año ochenta barcos fueron atacados en el Cuerno de Africa. Diecisiete de ellos retenidos y se pagaron rescates por valor de treinta millones de dólares. Los piratas somalíes han puesto en jaque a medio mundo. Las grandes potencias han enviado varios buques de guerra a la zona.

Son los piratas del siglo XXI y en los próximos días tendrán en sus aguas la presencia de un gran número de buques de guerra de más de dos docenas de países. Somalia, el país más roto de la tierra, se ha convertido en centro de atención internacional. ¿Por qué? ¿Quiénes son esos piratas? ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
Las primeras acciones coinciden con la caída del gobierno central de aquel país allá por los años noventa. Nueve millones de habitantes quedan sumidos en la miseria y el hambre. Un caos que es aprovechado por flotas extranjeras para entrar en aguas somalíes de forma ilegal y beneficiarse de una de sus mayores riquezas, la pesca. 
Unos años antes Somalia había empezado a convertirse en destino de vertidos tóxicos y nucleares venidos desde distintas partes del mundo. En este contexto de expoliación surgen los primeros piratas.

Basurero nuclear

Los 'otros' piratas de Somalia

Las aguas de Somalia albergan importantes cargamentos de residuos nucleares y deshechos tóxicos, almacenados a lo largo y ancho de sus más de 3.300 kilómetros de costa.  

Fue después del tsunami de 2004 que azotó a esta costa, cuando cientos de barriles con fugas empiezan a salir a la superficie y terminan en las playas. La gente de la zona empieza a enfermar: infecciones de las vías respiratorias, hemorragias intestinales, reacciones químicas extrañas en la piel y más de trescientas muertes repentinas que empiezan a causar alarma entre la población. Al cabo de un tiempo nacen bebés con malformaciones y enfermedades derivadas de las radiaciones. ¿Cómo había llegado aquella basura hasta allí? Cuando se empiezan a aplicar las primeras leyes medioambientales, los países desarrollados se encuentran con el problema de cómo deshacerse de la gran cantidad de residuos tóxicos acumulados. La mirada se dirige en aquel momento a países azotados por las crisis políticas y empobrecidos. Somalia -al igual que otros de la zona- se convierte en una alternativa. Se trataba de una violación de convenios internacionales y algo hasta éticamente reprobable, pero el plan siguió adelante. Autoridades somalíes protestaron e hicieron llegar varios informes a la ONU y a la UE sobre lo que allí estaba ocurriendo y cómo afectaba a la población civil. No sólo no tuvieron efecto tales reclamaciones sino que los negocios de basura nuclear continuaron a gran escala. Sólo en 2001 llegaron a África seiscientas mil toneladas de deshechos nucleares. Las descargas de desperdicios tóxicos siguen teniendo lugar como recientemente declaró a Al-Jazeera, el enviado de la ONU a Somalia, Ahmedou Ould-Abdallah. El diplomático dijo que poseían informaciones fidedignas de que las corporaciones europeas al igual que las asiáticas, estaban descargando químicos tóxicos, incluso desperdicios nucleares en las costas de Somalia. “Tengo que enfatizar sin embargo -apuntó-, que ningún gobierno ha endosado este acto y que empresas privadas e individuos son los responsables”. 
Un último dato: almacenar residuos tóxicos en Europa cuesta alrededor de mil dólares la tonelada, hacerlo en un país africano, sólo 2,5 dólares.

Los 'otros' piratas de Somalia

Saqueo de sus reservas pesqueras

Los mares de Somalia son ricos en todo tipo de pesca pero especialmente de marisco. Además posee una amplia costa que como consecuencia de sus continuas guerras civiles  carece de vigilancia desde hace casi dos décadas. Esta falta de control ha permitido que países del primer mundo hayan puesto los ojos aquí después de haber esquilmado sus propios caladeros. El profesor de Historia del Pensamiento Político, José Carlos García Fajardo recuerda que la FAO alertó que el 80% de los caladeros mundiales estaban sobreexplotados y el 30% de las especies marinas se encontraban por  debajo del límite biológico de seguridad. “Por eso nuestras flotas europeas se fueron en busca de los ricos caladeros de África, Latinoamérica y Asia. En muchos países se sirvieron de gobernantes sin escrúpulos; de la falta de medios para defender la pesca en sus propias aguas; o de falsas empresas mixtas creadas para esquilmar sus riquezas, contratando mano de obra barata y haciendo que las gentes de la zona se consideren exiliados en sus propios mares”. 
Enormes palangreros roban cada año cientos de millones de dólares en atún, camarón, langosta, gamba, etc. de la costa de Somalia, dejando sin sustento a miles de pescadores locales. ¿Países implicados? Según el analista político de origen somalí,  Muhamed Abshir Waldo, “los implicados son prácticamente todos los países del Sur de Europa, Francia, España, Grecia y Reino Unido. Aún no hay muchos nórdicos, pero la pesca noruega está también involucrada en este muy lucrativo negocio. A ello hay que añadir a los rusos, taiwaneses, filipinos, coreanos... ¡Una costa gratis para todos!”.


"Guardacostas Voluntarios de Somalia"

Los 'otros' piratas de Somalia

Como respuesta al saqueo y en medio del caos que vive desde hace tiempo Somalia, 
empiezan a aliarse pequeños grupos armados locales para intentan ahuyentar a los barcos pesqueros extranjeros. Pronto se dan cuenta de lo fácil que resulta llevar a cabo un abordaje, trasladar la embarcación hasta Somalia y pedir un rescate. Se calcula que mil quinientas personas pueden estar relacionadas con esta forma de pillaje. El periodista británico Johann Hari explica en su artículo “Le están mintiendo sobre los piratas”, quiénes son estas personas. “Antes fueron simples pescadores, hombres de pesca ordinarios, que ahora consiguieron lanchas rápidas para intentar disuadir a los descargadores de basura y a los barcos rastreadores o, por lo menos, aplicarles algún impuesto. Se llaman a sí mismos 'Guardacostas Voluntarios de Somalia' y es duro entender por qué: 'nuestro motivo -le asegura Sugule Ali, uno de sus líderes- es detener la pesca ilegal y la descarga en nuestras aguas. No somos bandidos del mar. Consideramos bandidos del mar a quienes pescan ilegalmente en nuestras aguas, descargan basuras en nuestros mares y portan armas”.
A los antiguos pescadores, ahora se han sumado ex-combatientes y técnicos expertos en aparatos de última generación. De las barcazas se ha pasado a botes fuera borda. Van armados y están organizados. Aseguran no causar daño a las víctimas de los secuestros ya que su objetivo es pedir algún tipo de rescate a cambio. Cuentan además con el apoyo de la población, que dice beneficiarse indirectamente del dinero de los botines: estímulo del comercio local, creación de empleo, etc. Un 70% cree que la piratería es una forma de defender las aguas territoriales de su país. Son los pequeños ladrones que roban a los “grandes ladrones”.
“La piratería no es sino el síntoma de unas condiciones políticas, sociales y económicas cada vez más insostenibles. Aliviar los síntomas no curará la enfermedad”, Alberto Piris, General de Artillería en la Reserva.


Del anonimato a primera plana

Los 'otros' piratas de Somalia


Mientras todo esto estaba ocurriendo, la comunidad internacional miraba hacia otro lado. Entonces, ¿por qué ahora los piratas somalíes se convierten en un problema de primera magnitud?
Su actividad cada vez más incontrolable se desarrolla en la zona del Golfo de Adén -crucial en la estrategia occidental- y amenaza el tránsito del 20% del suministro de petróleo mundial que cada día pasa por allí. Es por ello que la Oficina Marítima Internacional (OMI) lanza la voz de alarma y solicita una intervención internacional para frenar la situación. Idear rutas alternativas para los treinta mil barcos que transitan anualmente por allí, costaría mucho tiempo y dinero, y las grandes potencias no están dispuestas a asumirlo. Además, este comportamiento podría ser contagioso en un lugar muy delicado como es el Cuerno de África. 
De momento, la OTAN ha enviado cuatro navíos de guerra a surcar la zona. Francia, España, Rusia, India y Corea del Sur han sumado sus barcos a los estadounidenses de la Task Force 150 que participan -desde la guerra de Afganistán- en tareas de seguridad en la zona para garantizar el comercio a nivel mundial. Hace unas semanas Hillary Clinton advirtió que se incrementaría la vigilancia en la zona, decomisarían los botines y se sancionaría a las empresas que les vendieran armas. Amenazó con el empleo de la fuerza si fuera necesario. ¿Pondrá esto fin al problema?
El problema no son los piratas ni cómo acabar con ellos. El General de Artillería en la Reserva, Alberto Piris ve una cuestión más compleja que la que nos presentan. “La piratería -apunta-, no es sino el síntoma de unas condiciones políticas, sociales y económicas cada vez más insostenibles. Como ocurre con frecuencia, aliviar los síntomas no curará la enfermedad. Y atacar ésta a fondo requeriría otra mentalidad, muchos recursos de distinto tipo a los ahora utilizados y adoptar unos puntos de vista 'altermundistas' que no gozan hoy del aprecio de los poderes públicos mundiales”.
Es importante recordar que las potencias occidentales son las que han contribuido al nacimiento de este fenómeno. Tampoco han dudado en utilizar a fuerzas locales para promover guerras e inestabilidad en la zona y beneficiarse de ello.
De nuevo el axioma, “violencia negra, raíces blancas”, se cumple. Por eso, apostar por una intervención armada sería un error que podría desencadenar un problema de mayor magnitud en la región. Es necesario afrontar el origen del problema, no atacar sus consecuencias, como apunta Piris. Hay una realidad detrás de los titulares que nos hablan de “piratas” y “terroristas”. Una realidad que la comunidad internacional tiene que mirar de frente por razones de justicia. Tiene la responsabilidad y también los medios. 


SOMALIA
La expectativa de vida en Somalia es de apenas 45 años y una cuarta parte de los niños muere antes de cumplir los cinco. Un 50% de hombres y un 74% de mujeres son analfabetos. Las crisis económicas y los desastres naturales se suceden cada año. En estos momentos depende de la ayuda extranjera para su desarrollo. Sus yacimientos y riquezas minerales no se están explotando debido al caos reinante. El país se encuentra sin un gobierno que aglutine a los pequeños estados y facciones independientes en los que está dividido. La violencia azota a la población. Las guerras han desplazado ya a más de 300.000 personas y ha provocado cerca de 10.000 muertes sólo en 2008.

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