miércoles, 1 de octubre de 2014

816.- Montoro sonríe a los niños marginados


Montoro sonríe a los niños marginados

01 oct 2014
  
Por Aníbal Malvar


Los niños y jóvenes en peligro de marginación social se llevarán este año 5,25 millones de los Presupuestos Generales del Estado. Menudos caraduras. Desde que gobierna el PP, los arrapiezos, los pokeros, las chonis, los calós, los poligoneros y los gamberretes de la calle han perdido mucho poder adquisitivo, para bien de España. No es ético subvencionar la educación de los futuros delincuentes, razonan las piadosas neuronas de nuestros delicados fascistas.

Desde que Mariano Rajoy empezara a gobernar, la reeducación de niños y jóvenes marginales ha sido recortada desde los 169,5 millones de 2012 hasta estos 5,25 millones para 2015. Un tijeretazo de fino sastre político, pues se practica precisamente sobre un tejido social millonariamente apolillado de niños y jóvenes en riesgo de exclusión.

Un reciente informe de Save the Children avisaba este año de que 2,8 millones de niños viven en España por debajo del umbral de la pobreza. Uno de cada tres niños.

Contando céntimos de jubilado con pensión mínima, el Gobierno del PP destinará el año que viene 1,8 euros a apoyar educativamente a cada niño español que pasa hambre o miseria, que no puede comprar libros ni cuadernos ni bolígrafos (no digamos ya una tablet), que ve cotidianamente a sus padres rastreando los contenedores de comida que desechan los barrios ricos al atardecer, que cría piojos, que pasa frío, que se tiene que ir con los abuelos, y después con los tíos que peor le caen; finalmente, algunos pasan a custodia de Asuntos Sociales cuando a la madre la pillan robando unas latas de sardinas en el supermercado, y en este plan. Estamos volviendo a fabricar niños de infancia corta, como en la posguerra.




Dickensiana me está saliendo la columna, pero es que, con sus presupuestos generales, Cristóbal Montoro está tratando a estos niños peor de lo que trataba el decano míster Bumble al azaroso Oliver Twist. Aunque con una sonrisa. Montoro ejecuta todas sus putadas con una sonrisa.

Lo malo de estos niños que pasan hambre es que tienen una historia tan tópica que ya casi ni merece la pena contarla. Empiezan robando un donut, después la bicicleta o el móvil que le han negado los Reyes; más tarde perpetran un tironeo de bolso junto a un cajero; menudear papelinas de coca o speed en los institutos es muy lucrativo para un chaval, y difícilmente detectable para un policía; en un golpe algo sale mal, y el chaval se da cuenta de que tiene que agenciarse una pipa; una tarde, usa la pipa contra un joyero que se resiste a abrir las vitrinas; y, como colofón, el niño acabará violando a un sacerdote y perdiendo los modales en la mesa.

Con permiso de Thomas de Quincey.

En todo caso, no seamos catastrofistas. Las joyas de nuestras marquesas no correrán gran peligro cuando estos niños abandonados por la Patria eclosionen en bizarros delincuentes. Mientras se les recorta la reeducación hasta los 5,25 millones, se eleva en 12 millones el presupuesto a la policía. Nuestras fuerzas de seguridad contarán en 2015 con 5.000 millones. Casi mil veces más pasta que los niños excluidos.

Con esa falta de fair play presupuestario, está claro que siempre van a ganar los buenos. O sea, los policías. Y, gracias a la contundencia policial, una considerable cantidad de estos niños y jóvenes –menos marginales que marginados– acabará tarde o temprano en el reformatorio o en la cárcel, para alegría de Montoro, que ante los niños nunca pierde su sonrisa: también ha subido en 2,5 millones el presupuesto de prisiones. Casi un euro en cárceles por cada niño español que vive bajo el umbral de la pobreza. Este ministro nos lo presupuesta todo. Hasta el futuro. Qué capacidad de previsión.





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